La soledad es un sentimiento que suele tratarse con injusticia. Quien no la busca la considera una desgracia, algo de lo que avergonzarse y de lo que sentir sufrimiento, en cambio quien la necesita la considera un regalo, una cura para sus males.
La soledad puede hacernos sentir míseros, pero también puede elevarnos hasta muy arriba, y obligarnos a enfrentarnos a nosotros mismos, para llegar a un entendimiento, a un fín.
Hoy he ido a una exposición que trataba sobre las soledades, y es increíble lo mucho que puede dar de sí un único sentimiento. He salido de ahí impactada, ver la escenificación de soledad a través de los ojos de una persona, es como ver su corazón. En estado puro.
Hace meses hice
un cómic que
trataba sobre la soledad de un corazón roto, sobre la lucha a la que inevitablemente debía enfrentarse, la que le haría superar sus recuerdos y enfrentarse a sus demonios.
Siempre he sido de las que creen que uno se enfrenta a sus demonios acercándose a ellos, y eso es lo que hacía ella. Es una lucha en soledad, pero una lucha necesaria, para reflotar y resurgir, para renacer, para florecer.
Aunque no participé en la exposición, y aunque esto es un collage de cosas ya hechas... quería unirme a esa iniciativa y rendir tributo a la soledad, y a aquellos valientes que tienen la fuerza suficiente para enfrentarse a la oscuridad.