No suelo dar mi opinión personal, y menos sobre ciertos temas, pero he hecho un descubrimiento total.
Nos gobiernan gente
mente-caca.
Bueno, sé que no he descubierto la rueda, ni que soy la primera en pensarlo, pero he descubierto el calificativo perfecto. Antes tachaba a nuestros gobernantes como inútiles, o ignorantes, o sinvergüenzas, pero no eran calificativos totales, no tan geniales como llamarlos mente-caca.
Vivo en Catalunya, he nacido en ella, y puedo decir que amo mi tierra. Estoy muy orgullosa de ser de donde soy, y estoy muy orgullosa de mis raíces andaluzas. Me encanta el clima y el paisaje de mi tierra, y me encanta haber tenido la oportunidad de hablar dos lenguas indistintamente, porque me encanta aprender, y me encanta la cultura. Pero si existe una lacra en esta tierra, como en el resto del país, son los políticos.
Desde hace un tiempo, la clase política está sangrándonos de lo lindo, es algo a lo que el pueblo está acostumbrado, a que les roben sin mucho disimulo. Salimos a la calle y nos quejamos, y vamos a votar, y ejercemos nuestra obligación como ciudadano, pero ellos no ejercen la obligación de cuidarnos como pueblo.
Hoy en día es deprimente encender la tele, y enterarse de todos los nuevos casos de corrupción que surgen cada día. No leo el periódico, ni hablo de política. No es que la política no me interese, es imposible no interesarse por algo que nos rodea en cada cosa que hacemos, es que simplemente me indigna. Leo el jueves, y Twitter, así todo es más de risión.
Hace unos días el President de la Generalitat, el señor Artur Mas, hacía públicas las nuevas medidas que va a tomar el Govern para recortar gasto público, entre ellas,
la creación de una tasa de 360€ para la Formación Profesional, es decir, a partir de ahora, lo que era gratuíto, deja de serlo. Para justificar esa noticia, la señora Rigau, consellera de ensenyament, aseguró que era una tasa modesta y muy similar al gasto de los adolescentes en móvil o internet.
Esa es la visión que tiene la clase política de aquellos que intentan reciclarse profesionalmente, en su mayoría superan los 25 años y gastan esos 360€ en facturas de alquiler, servicios y comida.
No todos somos ni-ni's con Blackberry, señores.
Es una medida indignante, aunque como esta, podría enumerar muchas otras más, la más grave, la situación en la sanidad, de la que prefiero ni hablar.
Es preocupante que todos los beneficios sociales que consiguieron nuestros abuelos y nuestros padres, estén simplemente volatilizándose, y los primeros que deberían preocuparse por eso son precisamente ellos, los políticos, aquellos que no quieren renunciar a volar en primera clase, a las dietas o a su coche oficial, mientras que a la gran masa, nos suben el transporte público más de un 30%.
No se c
omo se lucha contra un mente-caca, y mucho menos como se lucha cuando los mente-caca han invadido las altas esferas.
¿Qué hacemos?