miércoles, 11 de noviembre de 2009

El hombre del traje gris

Como ya he comentado en alguna ocasión, colaboro con una publicación cultural que se edita en mi misma ciudad. Se llama Mil Veus (Mil voces) y en ella aparecen artículos de lo más variados: desde consciencia sobre el medio ambiente, hasta tecnología al servicio de la ciudadanía... literatura, poesía, entrevistas, promoción artística, etc etc. Mil Veus es una revista alternativa para quien busca otro punto de vista de las cosas, con la mitad aproximada de su contenido en catalán y la otra mitad en castellano, si estais interesados en colaborar con ella podeis echarle un ojo a la sección de suscripciones.

Cada número ilustro una sección, por lo general fragmentos de alguna novela célebre que acerca al lector a la pasión por leer.
En este último me ha tocado ilustrar un fragmento de la novela de Sloan Wilson titulada El hombre del traje gris, con fecha de 1955.

Aquí os dejo un fragmento de la novela, que parece realmente interesante, os la recomiendo :)

La frase resonó en su mente, monótona y sin emoción alguna. De pronto la tensión lo abandonó; se sintió sosegado. “Será interesante ver lo que pasa”, pensó. Entonces experimentó una repentina necesidad de soltar una carcajada. El hombre del otro lado del pasillo lo miró por encima del periódico con aire suspicaz y Tom volvió la cara hacia la ventanilla. Unos raíles, paralelos a aquellos sobre los cuales se deslizaba velozmente, brillaban cegadores a la luz del sol.
“En realidad, no importa.” Durante la guerra, esta frase había sido para él una especie de frase clave, una fórmula mágica, casi un sortilegio. Antes de tener que saltar siempre estaba tenso. En cuanto se enteraba de que se aproximaba otro salto, su reacción inmediata era inquietarse por Betsy. Mentalmente veía con toda claridad a un chico de la Western Union entregándole un telegrama que empezaba así: “el Departamento de Guerra lamenta tener que comunicarle...”. Y Betsy abría el telegrama y luego subía las escaleras y entraba en el espacioso dormitorio de la abuela de Tom y le mostraba el telegrama a la abuela, y ésta le decía: “Debes estar orgullosa. Ha muerto por su patria”. Y, entonces, Betsy empezaba a soltar maldiciones... A Tom no le costaba imaginar a Betsy mirando fijamente a su abuela mientras lloraba y lanzaba maldiciones, exactamente como lo hizo su madre muchos años atrás.

5 comentarios:

  1. Muy bueno!! La ilustracion..el fragmento....
    dan ganas de leerlo!

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  2. Mil Veus... Qué buenos recuerdos...
    Me encanta la simetría asimétrica en la que resumes tan bien este fragmento de vida.

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  3. Es genial comprobar lo agustito que se encuentra tu estilo gráfico impreso en una revista ^^

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  4. Tomo nota, total, no pierdo nada!!! jiji. Besicos

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  5. Me gustan las cosas en grises, blanco y negro.

    Uhmm... siempre he tenido mala suerte para sorteos, rifas y otras cosas, pero tengo otros métodos....

    Un día seré una gran artista y entonces podré empezar a ser coleccionista, entonces, y solo entonces, podré comprarte algo.

    Ahora no tengo ni dónde poner mis propias cosas, es un cuchitril.... ningún cuadro ajeno se sentiría bien viviendo conmigo. Pero estás en la mira de dickies! >_>

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Buenos días. y por si no volvemos a vernos: buenos días, buenas tardes y buenas noches.