martes, 26 de marzo de 2013

And time after time you'll hear me say that I'm



El día que ví por primera vez a R, me fijé enseguida en su pelo, alborotado y salpicado de hebras plateadas.

Su mandíbula marcada se reflejaba en las ventanas que quedaban cerca de mí, y durante un tiempo me limité a observarle, siempre en silencio. Durante ese tiempo, sólo pude conocer la parte que dejaba ver al mundo, una muy pequeña, como un iceberg acostumbrado al deshielo, a merced de la corriente.

Con el tiempo, y las palabras, enseguida pude darme cuenta de que era una de esas personas especiales, que se cruzan en tu vida muy de vez en cuando. Muro tras muro fueron cayendo poco a poco y descubrí mucho más de lo que al principio él quería enseñar. Y sin embargo, a pesar de aquellos muros, R siempre fué transparente.

Si alguien me preguntara que es lo que más admiro de él, diría que es su sensibilidad, porque no creo que haya conocido nunca a alguien tan fuerte capaz también de no olvidar su fragilidad.

Este es un pequeño regalo pendiente, algo ínfimo al lado del amor que R. me da cada día.
Una suerte, que el destino nos encontrara.

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 (So lucky to be loving you.)

5 comentarios:

  1. Que bonito, jo...
    Pero todo todo. El retrato, el relato, el sentimiento...

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  2. Que bonito, tanto el texto como la imagen!
    Se nota que ambos están realizados desde el corazón.

    Me alegro mucho de que hayas encontrado a una persona tan especial! Que ello te de alas para seguir sorprendiendonos más todavía. Un beso

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Buenos días. y por si no volvemos a vernos: buenos días, buenas tardes y buenas noches.