All melodies are coming ashore flushing over me

Me paso prácticamente dos horas de cada uno de mis días en vagones de tren.

Eso es algo que desesperaría a algunos, pero lo cierto es que estoy más que acostumbrada, de hecho ya lo he dicho alguna vez, me gusta mucho viajar en tren. A pesar de que a veces las aglomeraciones no permiten los lujos de hacer otras cosas más que esperar a que un asiento se vacíe, en muchas ocasiones puedo disfrutar de un viaje tranquilo, y muchas de esas ocasiones son con un cuaderno en blanco y observando al resto de pasajeros.

A medida que pasan los días y las semanas, ya distingo a los habituales que siempre se suben a la misma hora en la misma estación, y también distingo a los que puntualmente viajan por una u otra razón. Me gusta mucho observar, y si puedo captarlo con un lápiz (sin que ellos se enteren) mejor que mejor.

Estos son algunos de los viajeros que me han acompañado en esos trayectos, anónimos que quizás algún día se encuentren y reconozcan de casualidad por estos rincones de la red. Sería curioso, ¿verdad?

Para los oídos, buena música, Oh Land siempre hace bonitos incluso los días más neutros, como los domingos.