Alfarero ha recibido una postal de Cécile que dice lo siguiente:
Hola :)
Hace tiempo que no hablamos y ya que estoy en Ciudad V (aquí, fardando de viaje), he decidido enviarte una postal, que sé que te alegrará la vida (¿a que sí?). Aún no he visto mucho de la ciudad, así que no puedo decirte si es bonita, fea, o asquerosamente atractiva y bochornosa, como en el libro de Mann. Sólo me ha dado tiempo a saludar al señor de las postales.
¿Qué tal va todo? ¿Cómo estás? ¿Eres feliz? (siempre quise preguntar eso a alguien)
Todavía tengo mucho (todo) que ver (¡y que encontrar un buzón!), así que te dejo ya. Es usted libre de tirar esta postal en la siguiente papelera que vea (pero que sea de reciclaje, ¿eh?).
Un abrazo,
C.
Eso es lo que ha escrito Cécile. Aunque, en realidad, lo que quería decir era:
Te quise, te quería, te estuve queriendo y te quiero. Confiaba en que diciéndote esto me quitaría un peso de encima, mi vida continuaría en donde las dos cuerdas se separaron y no diría "seguro que voy a quererte" o " ya no te querré más", que siempre me ha sonado como a película rosa chicle. Pero me he dado cuenta de que vivo en un eterno presente, así que es inevitable pensar que, simplemente, te quiero.
Nunca sabremos por qué no escribió esto (además de porque es demasiado peliculero, incluso para ella). Quizá a Alfarero no le gusten las ñoñerías. Quizá a Cécile no le guste escribirlas. Quizá a Alfarero no le guste que Cécile le quiera, quizá le dé igual. Quizá a Cécile no le guste querer a alguien al que no le gusta que ella le quiera. Pero, si no dice las cosas claras... ¿cómo se va a librar de ellas?
...................
Se que esto ya estaba dibujado justo aquí pero siempre me ha gustado la historia de Alfafero y de Cécile, y siempre me han gustado los textos que Fio mostraba al mundo.
Solo me he decidido a renovar la imagen... sin duda el verdadero tesoro, que es la historia... se conserva intacto :)
Vuelve pronto V.
Hola :)
Hace tiempo que no hablamos y ya que estoy en Ciudad V (aquí, fardando de viaje), he decidido enviarte una postal, que sé que te alegrará la vida (¿a que sí?). Aún no he visto mucho de la ciudad, así que no puedo decirte si es bonita, fea, o asquerosamente atractiva y bochornosa, como en el libro de Mann. Sólo me ha dado tiempo a saludar al señor de las postales.
¿Qué tal va todo? ¿Cómo estás? ¿Eres feliz? (siempre quise preguntar eso a alguien)
Todavía tengo mucho (todo) que ver (¡y que encontrar un buzón!), así que te dejo ya. Es usted libre de tirar esta postal en la siguiente papelera que vea (pero que sea de reciclaje, ¿eh?).
Un abrazo,
C.
Eso es lo que ha escrito Cécile. Aunque, en realidad, lo que quería decir era:
Te quise, te quería, te estuve queriendo y te quiero. Confiaba en que diciéndote esto me quitaría un peso de encima, mi vida continuaría en donde las dos cuerdas se separaron y no diría "seguro que voy a quererte" o " ya no te querré más", que siempre me ha sonado como a película rosa chicle. Pero me he dado cuenta de que vivo en un eterno presente, así que es inevitable pensar que, simplemente, te quiero.
Nunca sabremos por qué no escribió esto (además de porque es demasiado peliculero, incluso para ella). Quizá a Alfarero no le gusten las ñoñerías. Quizá a Cécile no le guste escribirlas. Quizá a Alfarero no le guste que Cécile le quiera, quizá le dé igual. Quizá a Cécile no le guste querer a alguien al que no le gusta que ella le quiera. Pero, si no dice las cosas claras... ¿cómo se va a librar de ellas?
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Se que esto ya estaba dibujado justo aquí pero siempre me ha gustado la historia de Alfafero y de Cécile, y siempre me han gustado los textos que Fio mostraba al mundo.
Solo me he decidido a renovar la imagen... sin duda el verdadero tesoro, que es la historia... se conserva intacto :)
Vuelve pronto V.